Pese a que los científicos no se han puesto todavía de acuerdo, hay una hipótesis anclada en las costas de Baleares que, poco a poco, va cogiendo fuerza: el tiburón blanco ha regresado a las islas. La fotografía que ha iniciado la discordia es del pescador Martín Nadal, donde aparece un escualo que, en un primer momento, se creyó era una tintorera, pero debido al color, el tamaño y la forma todo indica que se trata de un tiburón blanco.
Los expertos afirman que las tintoreras son animales más estrechos y menos estilizados que la especie que el mallorquín fotografió, y que incluso el color difiere, por lo que la hipótesis más plausible es que es un tiburón joven cuyo color y aleta no corresponde a la forma que alcanza la especie durante la edad adulta y es clave para iniciar la discordia.
¡¿Tiburones blancos en el Mediterráneo!?
Hoy, la sorpresa se acusa más en los jóvenes que en la gente de cierta edad, quienes recuerdan perfectamente cómo decenas de tiburones blancos se pescaron entre la mayor y las Islas Pitiusas hasta los años setenta. Después, la desaparición de esta especie no sorprendió a nadie, pues las redes de deriva y la almadraba casi eliminaron también tortugas, delfines y otras especies endémicas.

La fotografía de Martín Nadal que ha despertado el interés en el tiburón blanco del Mediterráneo.
La prueba definitiva todavía está por llegar, eso sí. Mientras tanto, los pescadores de Baleares cada día se extrañan menos de los ataques de atunes que no sorprenden tanto como los cuerpos de delfines encontrados con grandes mordeduras en el costado.
Es el mejor momento para intentar resolver alguna de las incógnitas que plantea el gran tiburón blanco en Baleares, desde el porqué de su desaparición hasta su comportamiento (¿se ocultan?, ¿migran?); entre tanto, la doctora Ana María Abril, bióloga de la UIB, ha iniciado un proyecto de investigación al respecto del que numerosos diarios locales y nacionales ya se han hecho eco.
Por el momento, no podemos afirmar ni desmentir el retorno del gran tiburón blanco, pero es la excusa perfecta para recordar el caso del cañabota germano (hexancheus griseus), otro escualo de grandes dimensiones cuya existencia en aguas del Atlántico se probó en 2013, y para seguir respetando nuestros mares y océanos.
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