El pasado viernes 3 de mayo, hicimos las prácticas de patrones y capitanes de yate. Estas prácticas consisten en hacer 48 horas de navegación continuada.

Nuestra idea era tirar millas hasta Mallorca, comer fondeados y volver, pero viendo el parte meteorológico que íbamos a tener ese fin de semana, la decisión más segura fue la de costear hasta Palamós, comer fondeados y volver.

Primero, nos presentamos entre nosotros. La tripulación estaba formada por:

Joan, Jordi, Miguel Ángel, Nil, Oliver, Pere, Tim, nuestro patrón Pedro y Maria.

Antes de zarpar, revisamos que todo en la embarcación (Klipper One) estuviera correcto: dispositivos de seguridad a bordo, botiquín completo, aceite del motor… y nos pusimos a elegir las comidas que haríamos en nuestra travesía, teniendo en cuenta que para la navegación siempre es mejor algo fácil de hacer y con poca necesidad de elaboración (un sándwich, por ejemplo) y que para las guardias nocturnas siempre va bien algo dulce y con cafeína (chocolate, Coca-Cola…).

El equipo pusimos rumbo a hacer la compra, y como era de esperar, se nos fue la mano en dulces, embutidos, “pica pica” y bebidas. Hambre y sed no íbamos a pasar.

Una vez todo listo a bordo, Pedro, nuestro instructor, nos indicó los camarotes y nos repartimos las guardias. Preparados para empezar nuestra travesía de dos días. Sobre las 19 horas del viernes, zarpamos con lluvia y unos 6 nudos de viento. Enseguida izamos la vela mayor y nos resguardamos debajo de la capota y el bimini. Con el oleaje, Tim empezó a sentir el mareo, pero al coger el timón se recuperó.Se respiraba buen ambiente. Pedro nos propuso un ejercicio de loxodrómica y entre todos nos pusimos a “darle al coco”. También nos explicó cómo funcionaba el plotter y cosas que debíamos tener en cuenta a la hora de hacer las guardias.

durante practicas de vela

Llegó la noche y con ello el hambre de cenar. Se prepararon bocadillos con embutido (que debimos preparar antes de salir, pero no lo pensamos). Algunos tenían el cuerpo un poco revuelto; el oleaje no ayudaba. Con las luces de navegación puestas y el motor encendido, empezaron las guardias.

La noche fue calmada y el día amaneció con un bonito sol y sin rastro de nubes ni lluvia.

A las 8 de la mañana del sábado ya estábamos costeando la zona de Tossa de Mar. Decidimos fondear en Cala Futadera, una cala pequeñita pero muy bonita. Una vez allí, nos relajamos un poco con algo de música, unas patatas y alguna cerveza. Nos hubiera gustado bañarnos, pero el agua estaba muy fría y teníamos algo de viento,  así que nos bastó con mojar los pies y disfrutar conversando entre nosotros.

Cala Futadera
practicas de patron

A mediodía y entre todos, nos preparamos un plato de pasta completo y una buena ensalada. Nos relajamos una hora y sobre las 17 ya estábamos de vuelta. Como teníamos tiempo y poca prisa, aprovechamos para realizar viradas entre toda la tripulación. También nos propuso nuestro patrón hacer ejercicios de demoras simultáneas y demoras no simultáneas. La rueda del timón iba pasando por todos nosotros y aprovechábamos para hacer correcciones y fijarnos como podíamos “jugar” con las velas y el viento.

practicando vela

Sobre las 20 horas, empezamos a notar la presencia del viento, unos 7.5 nudos. Navegamos únicamente a vela durante unas horas, y más tarde añadimos unas revoluciones al motor.

navegando por la costa brava

Ya llegada media noche, el oleaje se hacia notar y el cabeceo del barco hizo un poco más complicado coger el sueño.

02:00 del domingo 6 de mayo, un ruido martilleante nos despertó de golpe. El carro de la escota de la mayor tuvo un problema. Enseguida, Pedro se puso la ropa y el chaleco salvavidas. Se ató a la línea de vida y con la ayuda de Joan, Oliver, Pere y Jordi consiguieron (de manera muy profesional) remediar la situación.

Una vez todo calmado, continuaron las guardias con normalidad. Sobre las 06:00 ya veíamos el puerto de Barcelona, así que sobre las 08:00 viramos dirección Badalona para poder hacer nuestras 48 horas de navegación continuada.

puesta de sol

Poco a poco la gente se fue despertando y desayunamos entre risas y algún mareo. A las 13:00 horas ya estábamos entrando por la bocana. Una vez amarrados nos pusimos a recoger y acabar de limpiar el barco entre todos. La verdad es que con la cohesión que había fue rápido.

 

Llegó la hora de despedirnos. Nos hicimos una bonita foto para el recuerdo y esperamos, con ganas, el poder volver a vivir una aventura juntos como la que pasamos.

¡Muy buena experiencia, magnífica tripulación y excelente patrón!

tripulacion de neptuno