TAMBIÉN NAVEGAMOS EN OTOÑO…

Este pasado fin de semana hemos disfrutado de unas excelentes prácticas de navegación.

Sabemos que el veranos es la época más propicia para navegar, y que a todo el mundo le encanta ese clima templado de la época estival, la calidez de las aguas, y un mar no demasiado agitado. Pero, como dice el refrán, “ningún mar en calma forjó un buen marino…”.

En Escuela Neptuno también navegamos en otoño y todo el año y además disfrutamos haciéndolo. El sábado iniciamos la jornada a las 09:00h. Allí se congregaron los 10 aguerridos alumnos y candidatos a patrones de embarcación de recreo que hacían sus prácticas de vela. El Malpelo, un velero de 50 pies nos esperaba pacientemente en su amarre. El día amaneció muy nublado y con un parte meteorológico que pronostica vientos de componente sur oeste de unos 20 nudos de intensidad.

Nuestras prácticas siempre comienzan con una breve presentación de los alumnos e inmediatamente el reconocimiento del barco y el Check List. Repasamos conjuntamente todo lo relacionado con seguridad, estanqueidad, maniobrabilidad, y gobierno.

Dado que después de la última Reforma de titulaciones del 2014 (RD 875/2014), ya no se imparte materia alguna sobre vela, iniciamos siempre nuestras prácticas con una breve introducción en la que vamos descubriendo las partes del velero, los principios que rigen el movimiento de una embarcación de vela en el mar, y las maniobras y trimado necesario.

Posteriormente, y ya sobre la cubierta, repasamos todos la maniobra de zarpar, y asignamos los roles correspondientes a cada alumno.

A bordo de un barco es muy importante asignar las tareas de forma clara y concisa y sin ningún género de dudas a cada tripulante. Si por ejemplo, el patrón dice que vaya alguien a proa a librar amarras es probable que vayan todos o por el contrario correr el riesgo de que no vaya nadie.

En cuanto salimos entre puntas por la bocana de Port Olimpic ya pudimos apreciar como el mar estaba «movidito»… Los 20 nudos de vientos ya se dibujaban en la pantalla del anemómetro.

Proa al viento y mayor izada 100%, para posteriormente largar toda la Trinqueta generosa que jalona el Malpelo. Con esa configuración vélica, ya empezamos a navegar a muy buena marcha.

Inicialmente navegamos en ceñida, el mínimo ángulo de ataque del viento en el que el velero puede navegar y aquí todos los alumnos tuvieron la oportunidad de empezar a sentir las primeras sensaciones a la rueda. Practicamos viradas hasta que estas se realizaban con soltura, y realizamos la toma de rizos, y descubrimos las ventajas de ponerse al pairo acuartelando la Génova, dos maniobras fundamentales para cuando el viento empieza a arreciar y para cuando queremos parar el velero totalmente.

Seguimos nuestra práctica ahora a un descuartelar, través y largo dirigiéndonos con este última configuración, hasta la Marina Badalona, teniendo que trasluchar en un par de ocasiones de forma segura. El viento iba arreciando, el mar aún no estaba muy formado, y por consiguiente la velocidad también iba escalando dígitos hasta alcanzar puntas de 10 nudos.

El Malpelo abarloado en el muelle de levante de Badalona

El Malpelo abarloado en el muelle de levante de Badalona

Como viene siendo habitual, recalamos en esta cómoda Marina donde pudimos reponer fuerzas con un apetitoso plato combinado, e inmediatamente volver con rumbo Port Olimpic. El mar ahora sí estaba formado y las olas empezaban a ser considerables, además de romper algunas crestas con ese típico color blanco de espuma. Salimos con la mayor rizada un tercio, y la vela trinqueta con un rizo para poder remontar las olas con solvencia. Después de la primera racha, y una fuerte escora, decidimos que había que rizar algo más la vela mayor… Ahora sí el barco se mostraba estable y engullía por la amura las olas, lidiando con un mar y viento de proa que nos hacía ceñir rabiosamente.

No había más remedio que hacer un bordo mar adentro y así hicimos. Durante este período los alumnos, enfundados en sus chalecos salvavidas pudieron comprobar como puede cambiar el mar en unas pocas horas. Sin duda una gran experiencia para todos ellos.

Finalmente arrumbamos hasta la enfilación de la Torre Agbar y desde allí motor y mayor rizada para poder llegar a buen puerto a la hora prevista.