TIERRAS DE VOLCANES
Después de pasar unos días en Agropoli, zarpamos hacia Stromboli, la isla más oriental del archipiélago de las Eólicas, famosa por albergar uno de los volcanes más activos del mundo.
A lo largo de la travesía, de unas 100 millas, pudimos divisar numerosos mercantes que se dirigían al, ya bastante cercano, estrecho de Messina. Ya entrada la noche, de pronto vimos una fuerte luz de color rojo intenso que al poco tiempo se apagó. Cada cuarto de hora aproximadamente el fogonazo se repetía. Era el volcán, que constantemente hacia pequeñas erupciones, que, de noche, se podían divisar desde muy lejos. Realmente era un espectáculo poder observar esta fuerza de la naturaleza. Una verdadera lástima que no se pueda apreciar en las fotografías.
Con las primeras luces del día llegamos a la isla, solamente se puede fondear en unos pocos puntos, Stromboli no ofrece demasiado resguardo. Con la dificultad añadida de que la sonda cae en picado al separarse unos metros de la costa. Finalmente fondeamos frente San Vicenzo, que junto con Ginostra son las dos únicas poblaciones de la isla. Por la tarde bajamos a tierra, por la construcción de las casas y su entorno nos recordaba más a las Islas Canarias que a un pueblo mediterráneo. Debido a sus estrechas calles y la poca distancia que deben recorrer, sus habitantes, circulan mayoritariamente en pequeñas motos de tres ruedas tipo pick up, o en motocicletas, muchas de ellas eléctricas.
A media mañana del día siguiente pusimos rumbo a Sicilia, fue una travesía de poco más de 30 millas donde llegamos a las puertas del estrecho de Messina. Fondeamos en una extensa playa para pasar la noche antes de cruzar el famoso estrecho. Justo terminar la maniobra de fondeo, por el canal 16 escuchamos entrecortado, que se tenía intención de evacuar Stromboli. Sin dar crédito a lo que estábamos oyendo dirigimos la mirada hacia la ya lejana isla donde se podía divisar una enorme humareda saliendo del volcán. Poco después nos enteramos de que hubo una potente erupción, en la cual, lamentablemente se produjeron dos heridos y un muerto.
A la mañana siguiente, aún sorprendidos por la erupción, pusimos rumbo a Taormina, pueblo situado al oeste de Sicilia. Para ello teníamos que cruzar el estrecho, donde aparte de haber un importante tráfico marítimo, se generan grandes corrientes y remolinos. Para aprovechar la corriente descendente, hay que esperar cuatro horas y media desde la pleamar del estrecho de Gibraltar. Sobre las nueve y media de la mañana íbamos bajando por el estrecho con una gran corriente a favor a 8 nudos de velocidad. Fue un cruce bastante tranquilo, sin demasiado tráfico, solo algunos mercantes y un par de pesqueros dedicados a la captura del pez espada. Por suerte no avistamos a Escila y Caribdis los dos monstruos marinos de la mitología griega que custodian ambas orillas y destrozan a los barcos que osan pasar cerca de ellos.
Por la tarde arribamos a Taormina, donde pasamos la noche fondeados bajo la atenta mirada del volcán Etna. A la mañana siguiente amarramos en el puerto de Catania, la mayor ciudad de Sicilia después de Palermo. Nos sorprendió la gran cantidad de puestos de fruta y verdura instalados improvisadamente en medio de la calle.
Mireia tuvo que marchar unos días por motivos laborales. Así que después de realizar unas compras en el impresionante mercado de Catania, zarpé hacia la ciudad de Arquímedes, Siracusa.
El fondeo en la bahía de Siracusa es gratuito, pero no libre, así que al llegar tuve que avisar por radio, me proporcionaron las coordenadas donde fondear y me avisaron que no podía dejar el barco sin vigilancia. Me tenía que quedar tres días a bordo sin bajar a tierra. Al segundo día, entré a puerto.
Siracusa cuenta con uno de los patrimonios arqueológicos más ricos de Sicilia. Ortiga, el núcleo original de la población, está situada en un enclave privilegiado, una pequeña isla comunicada con el resto de la ciudad por solo dos puentes.
Después de dos días paseando por este enclave maravilloso llegó Mireia. Estábamos listos para realizar lo que sería la travesía más larga del viaje. Teníamos por delante casi 300 millas, para alcanzar las costas griegas.
Sobre el autor:
Pedro Vivo es Patrón de Altura y instructor en nuestra escuela náutica. En el verano de 2019 esta navegando en su velero PUMA por el mediterráneo. En diversos posts de nuestro blog nos cuenta de su viaje y las preparaciones acerca de este.
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