RUMBO A GRECIA
Al terminar de realizar las últimas compras, llenar los depósitos de agua y el tanque de gasoil, ya estábamos listos para realizar la que iba a ser nuestra más larga singladura. Casi 300 millas nos separaban de Zakinthos, la isla más meridional del archipiélago Jónico.
El tiempo no acompañaba, fuertes tormentas habían azotado el sur de Italia e iban camino de Grecia. Pero no podíamos demorar en exceso la partida, ya que en unos pocos días nos teníamos que encontrar con Josep y María, unos muy buenos amigos, que venían a pasar una semana con nosotros.
Nos quedamos fondeados en la bahía de Siracusa hasta medianoche esperando a que amainase el fuerte viento de Norte. Al zarpar la previsión era de unos 20 nudos, con rachas de 25, así que para ir más cómodos izamos la mayor con el segundo rizo y montamos la trinqueta en el stay volante. Al salir del resguardo de la bahía, el viento no era tan fuerte como decía el parte, sin embargo un mar de fondo más intenso de lo esperado nos entraba por la amura de babor.
Con las primeras luces de la aurora el viento roló a oeste, aunque suave, lo teníamos de proa. Como no podíamos retrasar nuestra llegada, arriamos la trinqueta y encendimos el motor. Durante las dos primeras jornadas de la travesía el tiempo se mantuvo igual, vientos de proa y un oleaje de mar de fondo procedente del norte de unos dos metros.
El tercero y último día de travesía, cuando ya estábamos preocupados por el nivel de combustible, por fin el viento roló y pudimos realizar las últimas 50 millas del viaje a vela. Sobre las 16:00 horas, después de una larga travesía y con más de 1000 millas recorridas desde que iniciamos el viaje, llegamos a Zakhintos.
En Grecia existen muy pocas marinas y los puertos no tienen las infraestructuras que podemos encontrar en otros países como España, Francia o Italia, para amarrar se debe tirar el ancla por proa soltando bastantes metros de cadena y amarrar con dos largos en popa. Así que al llegar a puerto realizamos la maniobra, Mireia al molinete controlando la salida de cadena y un servidor a la caña. Al acercarnos al muelle, los tripulantes de los barcos vecinos, muy amablemente nos ayudaron a encapillar los cabos a los norays. Pensábamos que sería una maniobra más compleja, nos salió francamente bien.
Una vez amarrados, aún nos quedaba la tediosa tarea de cumplimentar los formularios y pagar las tasas del DEKPA, el permiso de navegación por aguas griegas, y el TEPAH, el impuesto de las embarcaciones que naveguen por Grecia. El DEKPA tiene una validez de un año y un precio fijo de 50 euros para todas las embarcaciones, en cambio el TEPAH, puedes pagar según la duración de tu visita al país y su precio va en función de la eslora de la embarcación. Cumplimentados los formularios y pagadas las tasas, tuvimos que ir a la policía portuaria con la toda la documentación y el seguro de la embarcación traducido al griego para obtener dichos permisos de navegación.
Solucionada por fin la tediosa burocracia ya estábamos listos para navegar libremente por Grecia. Al cabo de unas pocas horas de atracar, llegaron nuestros amigos, con los cuales pasaríamos una intensa semana navegando por Zakhintos y Kefalonia.
Pedro Vivo es Patrón de Altura y instructor en nuestra escuela náutica. En el verano de 2019 esta navegando en su velero PUMA por el mediterráneo. En diversos posts de nuestro blog nos cuenta de su viaje y las preparaciones acerca de este.
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