La contaminación marina u oceánica es uno de los problemas más graves relacionados con el mar; desgraciadamente, el Cantábrico, el Mediterráneo y, sobre todo, el Océano Pacífico son rutas marítimas donde el riesgo y las principales fuentes de contaminación (hidrocarburos, residuos de origen industrial y residuos de origen doméstico) se dan cita.

Un gran número de colectivos luchan, hoy día, por la conservación de los espacios naturales y aquí es donde el mar ocupa un lugar destacado, por su importancia global, para organizaciones como Greenpeace o WWF/Adena. Como apasionados de la náutica y navegantes habituales, nuestro deber es cuidar, respetar y conservar el medio marino, por lo que no es casual la aparición de nuevas leyes relacionadas con esta problemática (en concreto, 14/2014 sobre contaminación ambiental).

Contaminación industrial vs. contaminación por hidrocarburos

Podríamos creer, por error, que el nivel de contaminación de las grandes embarcaciones y plataformas petrolíferas de origen industrial suponen un nivel de contaminación brutal (lo que es cierto, y es la primera causa de contaminación), y a raíz de desastres ecológicos como el del buque ruso Prestige, que se partió en dos en las costas gallegas con 77.000 toneladas de fuel al mar, culpar a la actividad industrial de todo el asunto.

No obstante, si bien estas tragedias y las políticas ecológicas demasiado flexibles suponen un grave deterioro de especies y ecosistemas marinos enteros, sea por metales pesados, carburantes, químicos u otros desechos, no es excusa para no cuidar las otras dos grandes fuentes de contaminación.

Contaminación marina u oceánica que obliga a abandonar playas y calas como esta.

Hemos visto una de las causas. ¿Y las otras dos? Pues bien, las otras dos mantienen una influencia directa con la actividad humana a pequeña escala. Por un lado, están los hidrocarburos que se arrojan parcialmente desde veleros y motoras por un mal uso (2), así como mediante drenajes —a menudo por falta de concienciación o por un mantenimiento deficiente de la embarcación— y, por el otro, las descargas de todo tipo de basura desde tierra y, sí, también desde el mar (3). Por regla general, plástico y objetos de consumo (tabaco, restos de comida, etc.) y descarga incorrecta de las sentinas o de la sala de máquinas.

Así, si bien es cierto que los desastres naturales producidos por la actividad humana afectan a un nivel masivo de contaminación oceánica y quedan gravados en los ojos de todos, solo representan un 3% de la contaminación anual (aunque por sus cantidades, sus causas suelen ser devastadoras), mientras que la contaminación diaria por hidrocarburo y de residuos supone un 97%.

Para hacernos una idea de hasta dónde llega la cantidad de desperdicios que se generan en el mundo, muchas ONG han puesto como ejemplo La isla de basura, conocida en inglés como The Trash Vortex, una masa enorme de basura en la corriente norte del Pacífico que ocupa el doble del tamaño del estado norteamericano de Texas (alrededor de 1.400.000 km²).

Como ves, cuidar del medio ambiente es cosa de todos si queremos seguir disfrutando de nuestros mares y océanos; y para nosotros, que todavía pasamos más tiempo en el agua, quizá un poco más todavía.